
Foto: tomada de la red
Resplandece en el pecho;
tu amor, que irradia tanta pasión,
una fría y tenue risa,
se apodera del silencio.
Un ente que trata de ser divino,
alaba tu figura,
posee con pasional vigor,
el dibujo de tus labios.
Llevas todo ardor,
lo guardas y lo presumes…
y sin embargo,
lo escondes de infelices ladrones.
Una débil mano imita
un trazo desgraciado de tu cuerpo,
Y la pena le agobia;
reconoce la impotencia de ti.
Oscuros colores dibujan tu mirada,
seducen de tu imagen el frio que los llena,
pero son inalcanzables…
tan frígida es tu mirada.
Al final un ente sólo escucha el viento,
busca en la briza,
un perfume de piel…
que todo condena…
Anton Guerrero
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