lunes, 7 de febrero de 2011

La luminosidad al despertar

Foto: Anton Guerrero

Pasó su vida buscando la verdad en los ojos de la gente; buscando siempre amor y felicidad dentro de ellos, no le importaba saber acerca del numero de veces que callera, el numero de veces que perdiera la fe, las tardes al borde de la desesperación-algún día habrán tiempos mejores-.
Y así, su cabello cansado se volvió blanco, su piel se hizo como papel fino, y sus pasos se sumaron a los de un bastón. Y aun así tenia fe –Mejorará-.
Pasó así toda su vida: en tiempos de paz; -previa a la felicidad-, según él. Esperó en tiempos de guerra, esperó conservando el corazón y esperó también con el corazón robado, pero nunca por completo.
Pasó el tiempo, y la vida se le extinguía entre sus propias y arrugadas manos… pasó el tiempo. Entonces, justo en el último respiro, todo pareció tan claro: había vivido toda su vida esperando el amor, que nunca se fijó en esa persona que daría todo por él, nunca se detuvo a olfatear la tierra mojada en el final de la lluvia, nunca se detuvo al final del día a disfrutar lo que tenia y enamorarse de la imperfección. Y murió, pero aun así no fue demasiado tarde; pues sus cenizas se esparcieron entre el viento del luminoso horizonte.
Anton Guerrero